El “Internet de las Cosas” augura interesantes oportunidades de negocio
El
“Internet de las Cosas” se refiere al gran abanico de objetos
conectados a Internet que pueden compartir y procesar datos sin la presencia humana.
Tras los teléfonos inteligentes la próxima gran oleada tecnológica probablemente sea la "Internet de las Cosas": miles de millones de objetos capaces de percibir y que pueden procesar información y comunicarse entre ellos. El Internet de las Cosas también se verá favorecida por el abaratamiento de los equipos, el aumento de la conectividad en todo el mundo, unos ordenadores cada vez más potentes y la informática en la nube.
Sin embargo, las oportunidades a largo plazo con mayor potencial van a encontrarse en los beneficiarios de segundo grado, y surgirán aplicaciones en muchos sectores verticales como la industria, la salud y el bienestar.
El "Internet de las Cosas" es el nombre que recibe el creciente abanico de objetos conectados a Internet con sensores integrados que pueden procesar y compartir información compleja sin intervención humana. Algunos de ellos son los objetos físicos que analizan con precisión su entorno y comunican esta información para mejorar la eficiencia general de un sistema o un proceso. Estos objetos conectados a Internet, desde máquinas en fábricas hasta frigoríficos, llevan ya algún tiempo entre nosotros, pero lo importante es que, del mismo modo que una simple bombilla dio lugar a la red eléctrica y a los miles de electrodomésticos que conocemos hoy, la Internet de las Cosas está destinada a ser muchas veces más potente que en sus inicios. Diseñada originariamente para conectar ordenadores, ahora nos estamos dando cuenta de que Internet también puede conectar provechosamente muchas otras cosas.
El concepto del "Internet de las Cosas" no es nuevo: el término fue acuñado por el pionero tecnológico británico Kevin Ashton en 1999 y en 2000 la empresa surcoreana LG fabricó un frigorífico con conexión a Internet. Ahora, las limitaciones del pasado están desapareciendo y surgen nuevos impulsores.
Tal vez el catalizador más importante haya sido la proliferación de teléfonos inteligentes con Internet, junto con la conectividad "siempre activa". De hecho, los teléfonos que se encuentran en muchos bolsillos hoy en día son miniordenadores conectados a Internet más potentes que un ordenador personal medio de hace una década. En lo que respecta a los nuevos impulsores, el más importante es la capacidad de almacenar grandes cantidades de datos remotamente en "la nube", un hecho que también ha sido un gran catalizador de todo lo relacionado con las grandes bases de datos desestructurados o big data. Por último, el precio de los equipos (procesadores, sensores, etc.) ha seguido disminuyendo.
La ventaja del pionero será determinante en esta área y los primeros en adoptar la Internet de las Cosas podrían ver cómo sus cuotas de mercado aumentan considerablemente.
La razón principal por la que apreciamos menos oportunidades en los sectores horizontales es que elhardware es más proclive a la indiferenciación. Dicho en pocas palabras, el hardware es más fácil de replicar, por lo que los márgenes de beneficios se erosionan rápidamente y el valor bursátil se transfiere a otras áreas difíciles de replicar.
Eso es exactamente lo que ha ocurrido en el sector de la informática, a medida que fueron proliferando los ordenadores, el valor bursátil se desplazó cada vez más hacia los editores de software, los suministradores y los proveedores de servicios (como Microsoft, Intel y Google).
Creemos que el rápido crecimiento de los objetos inteligentes que se comunican entre ellos constituirá la próxima gran oleada tecnológica después de los teléfonos inteligentes. El crecimiento de los dispositivos inteligentes conectados tiene potencial para transformar las prácticas empresariales en un amplio número de sectores, lo que ofrece enormes oportunidades a las empresas que sean las más rápidas y hábiles a la hora de crear aplicaciones que les diferencien positivamente de la competencia.
Sin embargo, las oportunidades a largo plazo con mayor potencial van a encontrarse en los beneficiarios de segundo grado, y surgirán aplicaciones en muchos sectores verticales como la industria, la salud y el bienestar.
El "Internet de las Cosas" es el nombre que recibe el creciente abanico de objetos conectados a Internet con sensores integrados que pueden procesar y compartir información compleja sin intervención humana. Algunos de ellos son los objetos físicos que analizan con precisión su entorno y comunican esta información para mejorar la eficiencia general de un sistema o un proceso. Estos objetos conectados a Internet, desde máquinas en fábricas hasta frigoríficos, llevan ya algún tiempo entre nosotros, pero lo importante es que, del mismo modo que una simple bombilla dio lugar a la red eléctrica y a los miles de electrodomésticos que conocemos hoy, la Internet de las Cosas está destinada a ser muchas veces más potente que en sus inicios. Diseñada originariamente para conectar ordenadores, ahora nos estamos dando cuenta de que Internet también puede conectar provechosamente muchas otras cosas.
El concepto del "Internet de las Cosas" no es nuevo: el término fue acuñado por el pionero tecnológico británico Kevin Ashton en 1999 y en 2000 la empresa surcoreana LG fabricó un frigorífico con conexión a Internet. Ahora, las limitaciones del pasado están desapareciendo y surgen nuevos impulsores.
Tal vez el catalizador más importante haya sido la proliferación de teléfonos inteligentes con Internet, junto con la conectividad "siempre activa". De hecho, los teléfonos que se encuentran en muchos bolsillos hoy en día son miniordenadores conectados a Internet más potentes que un ordenador personal medio de hace una década. En lo que respecta a los nuevos impulsores, el más importante es la capacidad de almacenar grandes cantidades de datos remotamente en "la nube", un hecho que también ha sido un gran catalizador de todo lo relacionado con las grandes bases de datos desestructurados o big data. Por último, el precio de los equipos (procesadores, sensores, etc.) ha seguido disminuyendo.
La ventaja del pionero será determinante en esta área y los primeros en adoptar la Internet de las Cosas podrían ver cómo sus cuotas de mercado aumentan considerablemente.
La razón principal por la que apreciamos menos oportunidades en los sectores horizontales es que elhardware es más proclive a la indiferenciación. Dicho en pocas palabras, el hardware es más fácil de replicar, por lo que los márgenes de beneficios se erosionan rápidamente y el valor bursátil se transfiere a otras áreas difíciles de replicar.
Eso es exactamente lo que ha ocurrido en el sector de la informática, a medida que fueron proliferando los ordenadores, el valor bursátil se desplazó cada vez más hacia los editores de software, los suministradores y los proveedores de servicios (como Microsoft, Intel y Google).
Creemos que el rápido crecimiento de los objetos inteligentes que se comunican entre ellos constituirá la próxima gran oleada tecnológica después de los teléfonos inteligentes. El crecimiento de los dispositivos inteligentes conectados tiene potencial para transformar las prácticas empresariales en un amplio número de sectores, lo que ofrece enormes oportunidades a las empresas que sean las más rápidas y hábiles a la hora de crear aplicaciones que les diferencien positivamente de la competencia.
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